Compartir sus bienes y servicios con los demás significa ahorrar dinero, tanto en costes de adquisición como de mantenimiento.
Por ejemplo, prestar o pedir prestadas herramientas u otros elementos que no se suelen usar, compartir coche, trabajar en un espacio compartido, o regalar cosas que ya no uses.
Compartir, en lugar de comprar nuevas cosas, evita la reducción de los recursos naturales y se reduce el uso de energía porque se necesita menos producción, por no mencionar el ahorro en las toneladas de productos desperdiciados cada año.